Reminiscencias Lumínicas. 2012
Aún quedan los recuerdos de su natal Arequipa impregnados en su recuerdo pictórico, el ejercicio de la acuarela le permite abordar una temática llena de escenas personales desarrollada en un escenario que se aborda en reconocer poblados fantásticos y bucólicos.
¿Qué vivenciamos en esta experiencia, a la vez sensible e intelectual, que nos parece necesario, imprescindible compartir?
Desde portentosas fachadas clericales hasta campesinos sumergidos en faenas cotidianas, permanecen saludables bajo una atmósfera brillante y ventilada. El destello lumínico se adueña de cada parte de su obra singularmente acuarela, la muchedumbre se aleja de las construcciones vetustas salpicada de trazos temblorosos, esta particularidad costumbrista refleja la vida cotidiana de seres que están al margen de las grandes ciudades en cementadas.
Esta forma de vida campestre refleja con naturalidad la pintura de Felipe Coaquira, en una técnica esmerada y definida expresando el afecto a su tierra donde su pintura no se aparta y recrea cada rincón de una forma sencilla y soberana.
“Esta forma de vida campestre refleja con naturalidad la pintura de Felipe Coaquira, en una técnica esmerada y definida expresando el afecto a su tierra ”
El ambiente de sus obras es una realidad de equilibrio color y composición que al reconocerlas nos entrega un oficio ponderado firme de fluidez y espontaneidad impetuosa, proponiendo que en este proceso el artista se encuentra aún más con su experiencia en esa intimidad personal y próspera.
Santiago Salazar Mena.
Crítico e historiador de arte.



